
No arrulla en la constelación, sosiega en la tierra.
Presente su cuerpo canta con voz propia,
Flamantes agujeros, no astronómicos…
De heridas de vida.
Quererle… como princesa, en éste suelo
Mortal, presente, palpable, inquietante, irascible,
Ajeno a ella pero de frente a su palacio…
Si alguien pudiese explicar ese cuerpo de forma individual…
Tal vez no sea en la astronomía de la imagen que han desfigurado
Los mortales vagabundos e insensibles,
Ni aún en la metodología teórica de su mente,
Sino desde ese interior bañado en tinta de colores,
Desde esos ojos que fulminan con su miel, para bien o para mal…
Para quedarse atrapado o no querer volver a respirar…
Desde sus cabellos electrizantes, con un fuego que se aparta del mal común,
Desde la blancura de su rostro, con chispas acarameladas…
Desde su abrazo cálido, sus dedos largos, con aquellas uñas pintadas de inocencia…
Y una sonrisa que dispara la más violenta fantasía de amar…
Ella es: Ohh Luna!, no es la luna,
Es la mujer, la posible
Aquí…
Con su mundo
También
En el mío.
Nunca había comentado esto porque pensé que solo era permitido para los "blogspoteros". Que lindo como escribes, te felicito sinceramente. Un abrazo!
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