jueves, 18 de febrero de 2010

Musical, infinita




Ligera pasa imperdonable,
Sonora y maniática prontitud extraviada.
Manchando apacible las ondas secretas.
Soy música! Pronuncia sutilmente entre íntimas letras,
Aunque no tenga que hablar…
Respondí, creo respondí… que hiciera de mi un manantial,
Revuelto de rarezas anormales… y a solas.


Ella, solo ella…. sin cantar, clama
Sin bailar… conmueve en estremecimiento hasta el más frío corazón.
Cada noche se convierte en bosquejo de alguna estrofa,
Transportando el alma nómada hacia un sedante de melodías,
Y pinta los vacíos con huellas de rimas, o versos entonados.

Instrumentos que se tiñen en vicios, sin obligadas voces,
Tan rebeldes sus tonadas.


No la describo, es imposible… imposible por aquel que ha disfrutado
Su propulsión en los oídos,
En la piel misma de la perdición.
Por quien la apetece ciegamente frente a latitudes apartadas,
Sintiendo, no interpretando.


Esquiva razones, cifras, durezas…
Solo es libre, vuela, se extiende entre alucinaciones al nido que abriga sus melodías,
En ti, en mi… y nuestra boca desfigurada.

Cuan hermosa creación fue, es y será…
Nos lleva a otra cuna, apartados de formas básicas,
Y adivina el lecho de pasiones.
Tan hermosa, increíble, único amor y
Eterna.

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