jueves, 28 de enero de 2010

Perdida suavemente entre acordes y voces hiptónicas


Seductora, blanca y roja, a veces negra...
vida
infierno
y verdad...
Maldición
posesión...
inquietud delirante y esquiva,
cómo te deseo...
Eres jaula y yo presa de ti...
Implacable padecer.....

Delito Anónimo

Me destruyo una vez más…
Desaparezco y vuelvo al recinto al que pertenezco.
Siempre firme, sínico conmigo, adulador de la hipocresía,
Vuelvo a ver su fría máscara y baila conmigo en un danzar aterrador.
Dando giros se marea y se destruye mi “yo”, ahí…
En esa gran sala de muerte y desolación.
Fallecen las ilusiones que en el principio de un verano florecieron con sonrisas.
Es hora de despertar tal vez,
Es hora de mirar las sombras directo a su rostro,
Es hora de sangrar junto a las hojas hundidas en la tierra.
Es hora de volver al único lugar donde podría pertenecer,
Porque para mí el sol está tan lejano,
Que tendría que nacer de nuevo,
Y en otro lugar.
Se silencian las líneas trazadas junto a mis labios,
Y todo lo demás…
El grito que mi garganta emitía con emociones cándidas, calla,
Los roces inquietos de mis manos, hacia el vértice de una pluma, se detienen sin pulso.
Una mirada radiante que invocaba figuras en las nubes, se cerró entre los párpados.
Ya no hay colores que venían junto a las mañanas frescas al abrir mi ventana.
Es todo lo que merecía?
En tan poco tiempo terminó?
Para al final encontrar solo amargura, después de recorrer las fisuras que hacían trampa a mí ser.
Hoy no es un día, hoy es como un pasado vengativo,
Espectro que siempre me estuvo buscando en éste viaje sin barcos ni puertos,
Que me toma por los brazos y me cubre con temor.
Judas burlesco, como un cuento malvado que enrojece mis ojos.
Alguna vez comprendí que mientras más camino más me detengo
En los paisajes taciturnos del destino,
Y entre más busque luz,
Entre lágrimas nada mi cuerpo hacia la muerte.